domingo, 28 de septiembre de 2008

Resumen del sábado

10 de la mañana. Resacosísimo, me encamino a la facultad. Todas las puertas de RUC tienen un dispositivo electrónico que permite a los estudiantes y profesores acceder a determinadas zonas usando una tarjeta magnética, cualquier día a cualquier hora. No sé a vosotros, pero a mí esto me parece extraordinario.
Tenemos que terminar de montar un vídeo que hemos grabado a lo largo de la semana anterior. En la facultad hay varias salas de edición; esta mañana hay tres grupos de mi clase usándolas. En un aula cercana se celebra un seminario. Les robamos unos panecillos y unos zumos y nos ponemos a trabajar.
Mi compañera de trabajo es madrileña y se llama María; y puede que ahora esté leyendo esto. Hola. María y yo discrepamos sobre las implicaciones morales de los fundidos a negro, pero en general trabajamos de manera eficiente y cordial. Ejem. Para descansar echamos una partida a un juego que hay en la segunda planta. Es como un billar pero con las fichas planas, y hay que golpearlas con los dedos. El nombre más apropiado para el juego es “el rompeuñas”.
Sobre las dos hemos terminado de renderizar el vídeo y de grabar el deuvedén. María se va. Yo me meto en la sala de edición de otra gente y espero a que rendericen lo suyo. Hay una niña china, Jenna, que ha traído comida de su casa. La calentamos en el microondas de una cocina y comemos. Arroz, soja, cáscara de naranja frita y trompetas de los muertos (Jenna me dice que en China las llaman “orejas de los árboles”).
Vuelvo a Korallen a trompicones y me echo una siesta de dos horas mientras escucho Tubular Bells. Voy a una de las cocinas comunes y la barro. Vuelvo a mi cuarto y me echo otra siesta de dos horas mientras escucho la Penguin Cafe Orchestra. Me ducho y vuelvo a la cocina común. Ceno un sandwich de queso y salsa agridulce.
Sobre las 22.00 h se empieza a gestar en la misma cocina una fiestecilla de disfraces futuristas. Mucho papel de plata, auriculares, cables, perchas metálicas, brazos adicionales, cacerolas en la cabeza, trajes verdes y peinados estrambóticos. Mi único atuendo, porque no tenía muchas ganas de fiesta, es una varita mágica plateada enganchada en el pelo. La gente me pide que les conceda deseos, y yo me río como un cretino y agito la varita.
El final de la fiesta lo recuerdo de manera difusa. Había mucha gente venida de todo Trekroner, y al final la cosa acabó muy desfasada; gente bailando Amy Winehouse encima de las mesas o haciendo montañas humanas en un balcón. Sobre las 4.30 tengo una agria discusión con una niña y, hastiado y soñoliento, me voy a la cama.

3 comentarios:

Miguel dijo...

haga su comentario: la fiesta de disfraces sin comentarioa.
Y, que la china no te dé (no ingieras9 productos lácteos chinos).

Miguel dijo...

VENGA HOMBRE JOERRRRRRRRRRRRRRR¡¡
ESCRIBE YA ALGO, QUE NO TIENES TIEMPO NIPAPELARTENIPAESCRIBIR.
TU HERMANO(QUE REMEDIO)

Nowel dijo...

Soy ateo pero me he amparado a todos los santos para que este blog lo sigas mirando y puedas ayudarme.
El próximo año voy a estudiar a Roskilde periodismo y no se nada acerca de las asignaturas, como van las clases, si son en inglés y esas cosas. Por más que he mirado en la página de la universidad no salgo de todo de dudas. En base a tu experiencia estudiando Comunicación quiero que me cuentes (si no es molestia claro).
Otra cosa fundamental es el tema de la residencia, ¿ a cual fuiste?, ¿como la conseguiste?, ¿que otras opciones hay?. Tu blog es interesantisimo pero es imposible que me lo lea entero por eso te escribo :D
Agradecería todas as dudas que puedas resolverme ;)