Ha llovido mucho desde el último post. Lo de llover es figurado, porque están haciendo unos días muy soleados (demasiado quizás, porque amanece a las cuatro y media), calurosos, a veces ventosos; muy bonitos. Ayer, aprovechando el clima y la ingente cantidad de tiempo libre de que disfrutamos, fuimos a Roskilde de picnic. Echamos las mantas (esto también es figurado, porque ahora que lo pienso no llevábamos mantas) en el parque al lado de la catedral, sacamos pan, jamón, queso y manzanas, y cual capítulo de Los Cinco, pasamos allí la tarde. Luego nos comimos un helado y de vuelta a casa.
Anoche hicimos una barbacoa en homenaje a varios cumpleañeros. Encendimos dos fuegos, combustible de los cuales fue un somier viejo que ayudé a destrozar. Carne, patatas fritas, etcétera. La fiesta tenía muy buena pinta. Fui con Marianne a dar una vuelta por Korallen, y nos entretuvimos en la Danish Kitchen jugando al culo (juego de cartas) con unos daneses. Cuando volvimos a la fiesta, ésta había cambiado de naturaleza debido al desenrrosque y apertura de mangueras. Visto el percal, me refugié en mi habitación.
Habitación que sigue hecha un desastre. Estoy escribiendo desde el sofá. A mi izquierda está la cama deshecha, con el pijama, ropa sucia, mantas desordenadas, gorro y bufanda. Delante está la mesa atestada de papeles, y la ventana aún sim limpiar (se me olvidó comentar en este nefasto blog que el 1 de abril unos graciosillos me pintaron la ventana por fuera, porque ese día es el día de los inocentes para los franceses). A la derecha está todavía un colchón atestado de sábanas, ropa sucia, ropa limpia, e incluso la mochila de Estocolmo aún a medio deshacer. Detrás mía, en el mueblecito de madera, reposa un Toblerone Blanco Gigante, cuya presencia me tranquiliza.
- MESITA EN EL JARDÍN DE KORALLEN. NÓTESE LA LUZ DEL SOL -
Planes futuros: después de publicar este insustancioso post, iré a buscar a Pasquale a su habitación; cruzaremos algunas palabras pesimistas y pesarosas, y nos iremos a la cantina. Pasaré la tarde en la biblioteca intentando escribir un discurso de cinco páginas, y luego me han invitado a un café en el lago. La cosa pinta bien, pero debería aportar algo. En Los Cinco siempre llevaban pastitas, pero yo aún no sé lo que son las pastitas.
Vuelvo a las andadas, amigas y amigos lectores. Me quedan dos meses perdido en Roskilde.