martes, 31 de marzo de 2009

Días de enfermedad

Como ya dije en este infausto blog, hace poco me robaron el chaquetón y la braga. Bueno, también me robaron el bono del tren, pero eso no viene al caso. Dos días más tarde me entró un gripazo que te rilas. El eferalgan se convirtió en la base de mi alimentación. Dormía poco y mayormente de día. Ahora sigo en mi cuarto, pero los síntomas remiten y utilizo mis fuerzas renovadas para escribir.
¿Qué se hace en esta secta/residencia cuando uno se pone malo? Ver películas y series (me faltan los últimos cinco episodios de LOST). Leer cuentos de Andersen, que pa algo estoy en Dinamarca. Estar enganchado al internet. Ir al cuarto de Pasquale a sostener conversaciones más deprimentes de lo habitual. Tirarme en un sofá de la cocina, cual alma en pena, a la espera de que alguien me ofreciese algo para comer (una patata, un poco de sopa, un champiñón), dado que mi despensa estaba vacía. Hacer malabares en los momentos menos débiles.
Había algunas actividades, sin embargo, que no podía saltarme. El sábado, por ejemplo, colaboré en la mudanza de Dalia, que se va a vivir a Høje Taastrup. Josema y yo ayudamos al padre a cargar los muebles en una furgoneta. Mi habitación ha ganado una alfombra y una mesita; y Korallen ha perdido a su única niña con nombre de flor.
Otro evento fue, el sábado, la Hollywood Party. Había que ir disfrazado de alguien famoso. Yo iba de Jack en El Resplandor (¡¡aquí está Joohnnnyyyy!!). Disfraces aclamados (el mío más que aclamado fue ignorado) fueron cuatro Amys Winehouses y una Nemo toda naranja. Enfermo como estaba, me fui de la fiesta a los pocos minutos.

- JOSEMA, BLANCA, DAVID Y PAULA WINEHOUSE -

- YO CON MIKEL, QUE IBA DEL DUEÑO DE PLAYBOY -

A la mañana siguiente amaneció soleadísimo, así que me abrigué, acompañé a Nemo a su casa y fui al Fakta. Era domingo, no había un alma. Puede que suene extraño, pero ha sido una de las veces en mi vida en las que me he dado cuenta del silencio absoluto a mi alrededor. Hasta mis pisadas en la calle parecían no emitir sonido.
Por la tarde empeoré. Vagué por Korallen hasta que las niñas italianas (dos chicas monísimas y muy simpáticas), al verme en tan miserable estado, me invitaron a un trocito de tarta. Luego, sin siquiera cenar, caí rendido en la cama.
Ayer, haciendo un esfuerzo sobrehumano, fui a clase, porque de otra manera no podré presentarme al examen del viernes. Comí en la cantina y fui a Copenhague a recibir a mi amiga Leti. Es una compañera de la UMA que mandó un corto a un concurso en Dinamarca y la han seleccionado. Se va a quedar una semana en un hotel en Copenhague, y yo le haré de guía en lo que pueda. Me hizo mucha ilusión verla, y estuvimos charlando largo y tendido (sobre todo cotilleos de la facultad, y sobre las implicaciones futuras de la experiencia Erasmus). Entretando íbamos andando por Strøget y Christianshavn; nos tomamos un chocolate caliente y paseamos por los canales de Christiania hasta la Ópera, más lejos de lo que yo nunca había ido. He de decir (!!) que, probablemente por la alegría de ver una cara de la Vida Exterior, la enfermedad se disolvió considerablemente, y pasé la tarde sin apenas lamentaciones ni achaques, disfrutando de la temperatura cálida y la luz del sol.
Hoy por la mañana encomendé a Leti que viera la sirenita, el Diamante Negro y la catedral, porque estoy hasta la coronilla. Por la tarde iré a verla y cenaremos en algún restaurante. Más no anticipemos los acontecimientos. Adiós.

jueves, 26 de marzo de 2009

La Cobra Negra

La primera regla del Periodismo es que la información ha de ser verificada. Así las cosas, el post que vais a leer es de todo menos periodístico: más que verificada, esta información es un batiburrillo de rumores, comentarios, conversaciones a medias y corazonadas, sin ningún tipo de veracidad ni consistencia; mas quizá sea eso lo que hace tan interesante a este tema del que tanto se habla últimamente en Trekroner.
Hay una banda de narcotraficantes en Korallen. Según D. A. (utilizaré las iniciales de mis fuentes para minimizar el conflicto y maximizar la intriga), son un grupillo de maleantes que utilizan Korallen para hacer sus trapicheos; conocidos a nivel local como la Cobra Negra.
La Cobra Negra no daba problemas; se encerraban de vez en cuando en alguna cocina a fumar muchos porros. Siempre entraban en el edificio a la vez que tú (carentes, como iban, de llave); a veces incluso se compartía el ascensor.
Hubo, sin embargo, un par de encontronazos. Un día, M. A., les echó amablemente de su cocina porque la estaban impregnando del olor a marihuana. Otro día, T. S. les echó de su cocina, y como venganza ellos pulsaron la alarma antiincendios (lo cual no implica que no haya otros que también le dan a la alarma aunque no pertenezcan a la Cobra Negra).
En última reunión con el conserje H. S., él mismo mencionó enigmáticamente que había gente que comerciaba con droga en las habitaciones.
Es de un par de semanas para acá cuando las cosas se ponen más interesantes. Un día, y debido a la incómoda presencia de los malhechores en su pasillo, alguien llamó a la policía; y los malhechores se fueron pitando. Luego volvieron y llamaron insistentemente al telefonillo de E. C. diciendo que eran la policía, que abriera. E. C. creyó que eran sus amigos R. B. y FER., así que decidió salir por una puertecilla secundaria para darles un susto. El susto se lo llevó E. C. cuando se vio con la Cobra Negra ante sus narices, que empujaron la puerta para poder entrar. Las secuelas del susto duran hasta hoy.
Los encuentros con la banda aumentaron en número de manera espectacular. En múltiples ocasiones se les veía llegar con sus descapotables, o bien subir y bajar haciendo mucho ruido con el motor por Trekroner Forskerpark. Son un grupo nada amigable, saludan pocas veces y son, en general, unos chulitos.
La última noche de que se tiene noticias suyas es de la del lunes. El primer encuentro, sobre las 22.00 h, lo tuvo R. B. en un ascensor, en el cual conversaron brevemente sobre el clima (“hace mucho frío”, “sí.”). Horas después, cuando R. B. volvía a subir en el ascensor, escuchó ruidos extraños en una cocina...
Un rato más tarde, el mismo R. B. conversaba en el pasillo con la dulce M. S. cuando llegó M. W. muy asustada diciendo que había llegado la policía porque esa gente había destrozado una cocina (como después me relató J. O., el orden había sido el contrario: alguien llamó a la policía y, como represalia, los mafiosos destrozaron una cocina y salieron pitando. Qué curioso, y perdónenme la reflexión, cómo se han transformado los lunes en Korallen. Antes había una Monday Party en la que se destruía una cocina; ahora lo que hay es una banda de narcotraficantes, pero la cocina acaba igualmente destruída... en fin).
Salió M. A. al pasillo y le relataron la historia. En ese momento escucharon que llamaban insistentemente a la puerta de afuera de Korallen. Tres minutos llamando con furia, incómodos, terroríficos. Los cuatro testigos no se movieron del pasillo; y cuando M. A. se había decidido a acercarse – espray en mano -, justo entonces alguien les abrió la puerta y ellos subieron sin que a nadie le diera tiempo de identificarlos.
En resumen, mucho susto. Pero la cosa no acabó ahí. R. B. volvió a quedarse a solas con M. S., y entonces escucharon voces en el jardín de fuera. M. A., temerosa de que intentaran entrar por la cocina (esta historia transcurre en la primera planta), se armó con un cuchillo temible y fue a investigar, mas sin resultado. Quienesquiera que fuesen, se habían esfumado. Alguien llegó poco después y dijo que la policía había vuelto a venir.
Como luego me fue relatado por K. V., la primera vez que vino la policía a los narcos se les olvidó un portátil que la poli confiscó. Volvieron como locos en busca del portátil; la policía fue convocada de nuevo, y volvieron a fugarse.
La Cobra Negra no ha vuelto a dar señales de vida; pero lo que está claro es que la vida en Korallen se está poniendo muy interesante.
Perdonen este post tan largo. Adiós.

martes, 24 de marzo de 2009

La ecuación del malabar

Ayer por la mañana fui a clase. Una profesora externa muy graciosa nos dio una charla sobre cómo dar charlas, y lo pasamos muy bien. Rafa, entretanto, se dio un paseo por RUC. Comimos juntos en la cantina, yo volví a clase y él se fue a la biblioteca a curiosear. A las tres nos volvimos a encontrar y fuimos andando hasta Roskilde.
El camino fue agradable; nos paramos en varias ocasiones a hacer malabares (a propósito, ya sé hacer con cuatro bolas cruzándolas) y nos comimos una naranja sustraída de mi departamento. Llegamos al puerto, donde investigamos el funcionamiento de un puente levadizo. Paseamos por las inmediaciones del hostal donde me quedé la primera noche en Dinamarca, y luego subimos hasta la catedral, mientras intentábamos encontrar una fórmula que definiera la dificultad de un movimiento malabar en función del número de bolas y del número de manos. No encontramos la fórmula pero quedó claro que, a más manos, menos dificultad.
Compramos comida en el supermercado y, dado que empezó a llover, decidimos volver a Trekroner. Cenamos arroz, y luego Rafa fue a jugar al parchís a la Sofás Kitchen y yo me quedé charlando un rato con algunas amigas. Luego fui a la cocina del parchís, donde estaban acabando la partida. Bueno, hubo algún que otro incidente con los narcotraficantes y la policía; pero aún me faltan datos como para hacer una crónica completa y veraz.
Ya en el cuarto, discutimos un poco sobre la naturaleza de los gravitones y nos dormimos.
Esta mañana Rafa se fue a las siete. A mí me dolía un poco la barriga, así que me despedí de él en la puerta. Aún me pregunto si llegaría sano y salvo a la estación, si cogería sin contratiempos el tren a Copenhague y el autobús a Oslo. Pero no news are good news, así que bien.
Me quedé remoloneando un rato, luego practiqué un poco de malabarismos, mantuve una conversación existencialista con Pasquale y fuimos a comer a la cantina. Jugamos un rato al futbolín y estuve deambulando por los laboratorios de química hasta que una profesora mu saboría me echó. Hace un rato ha nevado un poco, confirmándose así lo caótico del clima en este país. Ahora estoy en mi habitación, pensando en el tiempo y en el espacio; en qué ha venido, y en qué vendrá después.

Ningún sólido es totalmente rígido

Ayer acabamos reventados de tanto andar. Nuestro reto era recorrer tranquilamente los cinco lagos y luego visitar la sirenita. Empezamos, pues, nuestro periplo. A nuestra izquierda estaba el barrio residencial de Frederiksberg; a nuestra derecha, patos furiosos. Cuando habíamos terminado el segundo lago, abandonamos el senderillo y nos metimos en la ciudad. Llegamos hasta el cementerio donde está enterrado Hans Christian Andersen, y donde 6 m2 de terreno cuestan 800 coronas al año, según ponía a la entrada. Volvimos a los lagos y, acuciados por el hambre, nos encaminamos a la calle peatonal a comer en un chino. Dado que era más caro de lo que pensábamos, nos contentamos con un perrito caliente; y luego, de camino a los lagos, visitamos el jardín botánico. Dimos un paseo por los senderos, y entramos al sofocante invernadero de cristal, donde se puede subir a la cúpula por una cochambrosa escalerilla metálica.
Salimos del jardín y, todavía dirigiéndonos a los lagos, entramos en un extraño edificio con un búnker en el patio interior. Al intentar forzar una puerta en busca de la cafetería, salió un joven con quien mantuvimos una breve charla. Nos explicó que aquello solía ser el hospital de Copenhague, pero que ahora eran dependencias de la universidad. Nos indicó amablemente el camino de salida, pero nos perdimos en tan intranquilizador lugar. Encontramos, al fin, la salida, pero con las tonterías nos habíamos saltado el tercer lago. Nos dio igual, y anduvimos los dos últimos. En el quinto está Flugeøen, un islote que hace varios años fue declarado un país independiente por unos colgados. Enfrente, exahustos, nos sentamos; y rafa me intentó explicar por qué la estela que dejan los patos en el agua forma un ángulo de 2 · sen-1 (1/3).
Nos encaminamos por el siguiente barrio, que se llama Østerbro y es de mucho dineriti, hasta que llegamos a la sirenita.

Nos sentamos en un banco y nos comimos un paquete de galletas de chocolate. Seguimos andando, esta vez en dirección a Christiania. Atravesamos Kastellet, un fuerte militar bastante soso; luego vimos la ópera y el palacio real, y por último cruzamos un par de puentes y llegamos a nuestro destino.
Vimos un poco de música en directo en un bar, y Rafa intentó convencerme de que según la relatividad general no hay ningún sólido totalmente rígido. Fuimos a cenar al vegetariano. Si bien durante el día habíamos visto el sol algunos minutos, ahora llovía. La comida, tan buena como siempre. Compartimos mesa con dos chicas danesas con quienes cruzamos dos o tres palabras – de hecho, tres: hola (hej) y adiós (hej-hej) -. Salimos a la fría noche y entramos en la jam session, donde habría de suceder la desgracia.
La jam fue muy buena; pero cuando nos íbamos, el perchero donde otrora colgaba mi chaqueta estaba vacío. La busqué por todo el bar, en vano. Mi chaquetón, la bufanda, un bono de tren y algunos clínex llenos de mocos, desaparecidos para siempre. Algún desalmado lo robó. ¿Cambia esto mi impresión sobre la jam session? No; pero a partir de ahora intentaré no sentarme en el punto más lejano a donde he dejado mi chaqueta.
Volvimos a Trekroner con cierta sensación agridulce. Algunos gamberros habían quemado parte de la estación. Sí, queridas lectoras, también hay vandalismo en este país (otro día os contaré de la Cobra Negra y de los sucesos que están teniendo lugar recientemente en Korallen).
A lavarse los dientes, pues; y a dormir después de tan agotadora jornada.

domingo, 22 de marzo de 2009

De Cambridge a Roskilde

Hola. Sé que esta no es manera de tratar a mis escasos lectores, que no tengo perdón de dios y que acabaré en el infierno de los blogueros. Mi tardanza en contestar se debe a que la astenia primaveral se ha manifestado, ahora sí, en todo su esplendor; impidiéndome concentrarme en la tarea de escribir.
Vayamos por partes. Meteorología. Hemos tenido días muy buenos y soleados, con el cielo azul y cierto calorcillo. También hemos tenido días nublados, ventosos y fríos, como hoy. Cada vez amanece más temprano. Hoy a las 7.30 me despertó un solazo que ya se levantaba un palmo por encima del horizonte. Ya se respira la primavera, y hay belleza y alegría flotando en el aire, más otros olores sin identificar.

Korallen. Las cosas permanecen casi invariables. El número de fiestas por semana se ha reducido, debido probablemente al hastío del personal. Después de la fiesta de la primavera de RUC no ha habido nada especialmente grande, al menos para mí. Ahora nos gusta estar tranquilitos en las cocinas o en el cuarto de María, charlando sobre temas filosóficos y humanos. Otra novedad es que ahora habita un ogro entre nosotros, que se comerá a los infelices que se les ocurra no meter un plato sucio en el lavavajillas; o no limpiar las migajas de la mesa. El ogro va dejando mensajes anónimos cuando la cocina presenta síntomas de suciedad. Otra novedad, ésta respecto a mi cuarto, es que lo sometí a una limpieza exhaustiva. Con ayuda de Pasquale, me deshice de miles de papeles inservibles y de toneladas de polvo. También hemos recibido la visita de la policía en relación a la banda de narcotraficantes que utiliza Korallen como centro de operaciones; pero ese escabroso tema lo trataré en profundidad en otro post.
Las clases. Ahora estamos dando lecciones para saber hablar en público. Cada día damos distintas técnicas para no ponernos nerviosos, saber dónde mirar, etcétera. Al final de cada clase cada uno se prepara un discurso sobre un tema y lo suelta, y los demás le comentan qué tal ha ido. Todo muy amigable y relajado; muy RUC.
El primo Rafa. Fui a recogerle el viernes al aeropuerto. Su apariencia física es buena. Me lo esperaba más greñudo y desgarbado; pero está afeitado y con el pelo bajo control. Le echo de menos el gorro de paja. Se trae un libro sobre relatividad general en la mochila.
Fuimos a dar un paseo por el barrio de Holmen, donde hay casas muy bonitas junto a los canales. Fuimos a Christiania, donde paseamos relajadamente al borde del canal y nos tomamos un chocolate caliente. Fuimos a Korallen a dejar las maletas. Cenamos un sobrio pescado a la plancha, nos dimos un paseo alrededor del lago, y luego nos fuimos a dormir.
Ayer fuimos a Copenhague. Fuimos a la oficina de turismo, donde compramos un billete de autobús a Oslo por 200 coronas. Bajamos por Strøget. A la mitad, Rafa descubre que se le ha perdido el móvil. Rehicimos el camino hasta la oficina de turismo y hacia la estación de tren; pero ni rastro del teléfono. Entristecidos, volvimos a bajar por Strøget. Luego paseamos por Nyhavn (“las casas de colores”), donde comimos una pizza muy buena en un lugar adornado de manera horrenda, con tubos de neón, bustos de escayola de deidades griegas y música árabe.
Nuestra siguiente parada fue el Diamante Negro, que estaba cerrado por no-sé-qué motivo. Paseamos por el barrio de Islands Brygge, al borde del canal, y luego subimos a la azotea de un centro comercial a ver una panorámica de la ciudad. Hacía frío. Bajamos paseando por el barrio de Vesterbro, charlando sobre el acelerador de partículas de Ginebra.

Luego llegamos a los Jardines de Frederiksberg. Resultó ser un parque enorme, muy bonito y relajante. Nos tomamos unas galletas de chocolate frente a un palacio, escuchando los patos en el canal. Salimos del parque, buscamos una parada de metro y volvimos a Korallen. Casi se me olvida señalar que: 1) encontramos el teléfono móvil en la oficina de objetos perdidos; 2) como nueva técnica para que nos salga el billete más barato, decidimos comprar tickets de seis zonas en lugar de siete, es decir, como si fuéramos a bajarnos una parada antes que Trekroner. Después de lo de Berlín, y sigo sin escarmentar...
Cenamos espaguetis con champiñones y acompañamos a Julia a su casa (hay que maximizar las precauciones con la Cobra Negra en las inmediaciones); volvimos a la residencia, metimos los platos sucios en el lavaplatos (para evitar la furia del ogro), y nos fuimos a dormir.

viernes, 13 de marzo de 2009

La mudanza de Irene

Ayer ayudamos a Irene a hacer su mudanza. Pero la narración empieza mucho antes: concretamente ayer mismo por la tarde, cuando Irene alquiló la furgoneta para hacer la susodicha mudanza. Decidimos, ya que la teníamos, ir a Roskilde a pagar, yo Korallen y ella el depósito de su nuevo piso. Junto con David, forjamos un diabólico plan para aprovechar estas transacciones bancarias para conseguir un chocolate caliente gratis. Así pues, acompañamos primero a Irene a su banco (el Danske Bank). Luego fuimos a mi banco (el Sparekassen Sjæland) a pagar Korallen. Mientras yo lo hacía, David nos preparaba un chocolatito caliente a cada uno, porque en esa sucursal hay una máquina de uso gratuito. Fuimos tomándonos el chocolatito bajo la lluvia hasta otro banco, el Jyske Bank, porque Irene había tenido problemas en el primer banco. Una vez en este banco, descubrimos que también había un aparato de chocolate. Apuré a toda prisa el que había adquirido en el Sparekassen Sjæland y fui a la máquina. Víctima del consumismo, elegí un chococcino, es decir, mezcla de chocolate y capuccino, por experimentar. Resultó estar malísimo, pero para cuando me di cuenta ya estábamos en la furgoneta camino a Korallen.
Tras mucho esperar, y bajo un aguanieve incómodo, cargamos el mueblamen en la furgoneta y emprendimos la marcha hacia København. María y Fer iban en el maletero, sentados en sendos sofases. Delante íbamos David, Irene y yo, que hacía las veces de copiloto.
No sin incidentes, indiqué a Irene el camino a Jægersborggade, su nueva calle, justo al lado del cementerio donde están enterrado Hans Christian Andersen y muchos otros.
Llegamos sobre las nueve. Empezamos a subir los muebles. No sé si he mencionado que era un quinto piso y no había ascensor. Una cama, una estantería, dos sillones, una cajonerita y una mesa de escritorio fueron elevados no sin esfuerzo hasta el mismísimo ático del inmueble. Saludamos cordialmente al arrendador, y bajamos.
Volvimos a la furgoneta, repitiendo la misma disposición que la anterior (bueno, ahora sin sofás para Fer y María, que hubieron de sentir en sus carnes el frío suelo metálico de la furgoneta). En mi empeño por guiar a Irene hasta Christiania me perdí un par de veces en pleno centro de Copenhague. No obstante, llegamos a Christiania sobre las once, a buena hora para tomarse un falafel y un zumo de manzana. El lugar elegido fue el Woodstock, un garito frecuentado por los personajes más peculiares de la zona. Tuvimos un encuentro breve y muy intenso con una mujer inuit que nos hizo una danza mística. Luego conocimos a dos afganos y un libanés, quedando demostrada la interculturalidad del lugar.
Nos marchamos, y a la vuelta fuimos Fer y yo detrás, ciertamente incómodos, sobre todo porque era difícil ver la carretera a través de una minúscula rejilla, y más aún hacer entender las indicaciones a través de una placa metálica.
Llegamos sanos y salvos al Coral (Irene también se vino, para pasar su última noche en esta residencia de locos). Vimos “el Sentido de la Vida”, riendonos mucho, y luego a dormir la mona.

martes, 10 de marzo de 2009

Reflexión final sobre Berlín

Volvimos de Berlín, y por fin puedo disfrutar de un teclado que me permite poner tildes y eñes. El viaje de vuelta fue sin contratiempos. Bueno, todos menos yo se vieron frozados a facturar, porque sus maletas excedían por algunos centímetros el tamaño permitido. Luego, en el control de seguridad, el policía le dijo a Fer que qué de cosas metálicas tenía, que debía ser muy rico, y Fer le dijo que ojalá fuera más rico todavía, y los dos se partían de risa.
Mi impresión sobre Berlín es que es una ciudad enorme y muy viva, con algo interesante en cada esquina. También da la impresión de que a la ciudad le pesa mucho un pasado tan reciente y sangriento. De todos los viajes que he hecho, ha sido el que más escalofríos me ha hecho sentir.
Me gustaría, por último, dejar constancia de dos cosas: el sistema de transportes, enorme y muy complejo (me daba la impresión de que podrías hacer un agujero en cualquier sitio y encontrarías debajo un túnel de metro), y con revisores vestidos de paisano; y los desayunos del hostal, que eran un auténtico banquete.

En Korallen todo sigue a su ritmo. Rocío se ha mudado a Copenhague, y ayer acompañé a Irene a ver su – probablemente – nuevo piso. Es un ático muy cuco y bien decorado, y el casero es un israelí muy hablador y un poco loco que ha pintado un cuarto de baño con pintura fosforescente y lo ha iluminado con luz negra. Todo un espectáculo para los sentidos. Luego nos fuimos a tomar un café árabe para celebrarlo; y después, bajo la lluvia, estuvimos buscando un hotel para la Semana Santa, que no fuese muy cutre.
Hoy fui a clase, donde analizamos desde un punto de vista comunicacional el discurso de investidura de Obama. Por la tarde tuvo lugar una reunión con los ejecutivos que regentan Korallen, porque, sin venir a cuento, nos subieron la renta 300 coronacas. Ha habido cierta agitación, pero parece que por fin las aguas van a volver a su cauce. Dentro de un rato celebraremos el cumpleaños de Fer el Intrépido. Será una cena comunitaria, en la que colaboraré con unos espaguetis hechos con pocos recursos y mucho amor.
Por supuesto, os seguiré manteniendo informados de cualesquiera eventos tengan lugar en mi radio de acción y observación en Dinamarca. Adiós.

sábado, 7 de marzo de 2009

Ultimo dia en Berlin

Ayer amanecio, por primera vez, lloviendo. Nos tomamos el fastuoso desayuno que proporciona por 4 euros el hotel Amadeus, y cogimos el metro hacia el Museo Tecnologico Aleman, previa compra de un billete.
Le preguntamos a una chica que donde estaba el museo. "Seguid los letreros", nos dijo, indicandonos un cartel enorme con el nombre del museo y una flecha. Los seguimos y entramos al museo.
Al principio solo teniamos pensado ver una exposicion temporal sobre las matematicas, pero acabamos viendo muchas mas cosas, porque el museo era realmente bueno. La parte de las matematicas tenia mucha informacion y experiencias muy chulas (en relacion al azar y a las proporciones aritmeticas); luego vimos una exposicion enorme de aviones, barcos y trenes antiguos, y por ultimo una parte con la historia del cine y la fotografia. Todo con piezas autenticas, y algunas muy antiguas (como curiosidad, tenian expuesto un modelo identico a la primera camara de video de la casa, la que yo desmonte).
Como digo, un buen museo, aunque al final solo habiamos sobrevivido Fer y yo. Bajamos a la Alexanderplatz y comimos en un chino. Teniamos pensado ir a ver el tramo de muro mas largo que se conserva, pero la linea de metro que nos dejaba mas cerca estaba en obras, asi que decidimos ir al hotel a echarnos una siestecita.
La siestecita acabo durando tres horas y media. Totalmente resitutidos (faltaria mas), nos reunimos con los demas en un bar no muy cutre. Alli, por ocho euros, asistimos a un concierto de pop-punk de un grupo que se llama Frey Gang, con un bateria casi en cueros, una cantante de voz cascada y el tipo de la pandereta muy metido en sus papel. El concierto no estuvo nada mal, y estuvimos dando brincos hasta que se acabo. Charlamos un rato con un aleman que no tenia ni idea de ingles, y cuando el techo empezo a gotear sudor nos marchamos. Buscamos infructuosamente otro tugurio, pero habia un cansancio generalizado, y nos volvimos al Amadeus a dormir, previa ingesta de un falafel.
Ahora acabamos de desayunar (bocadillo de queso, pepino, tomate y jamon; taza de cereales, tostada con miel, zumo de naranja y cafe). A las 13.40 sale nuestro vuelo. Esperemos que todo vaya sin contratiempos y que la vuelta al korral no sea muy traumatica. Me da pena. No volvere a escribir desde este teclado que no tiene ni la letra distintiva de nuestra lengua ni las tildes; pero que en cambio tiene teclas propias para Ö, Ü, Ä y ß; y que tiene cambiadas la Z y la Y. Adios Berlin.

viernes, 6 de marzo de 2009

Cuarto dia en Berlin

Lo que voy a contar a continuacion no tiene gracia. Ayer, cuando bajabamos a la Alexanderplatz en metro, una revisora vestida de paisano nos pidio los billetes.
Le llegamos a presentar hasta cuatro razones distintas por las que no los teniamos: que no entendiamos la maquina expendedora de billetes, que solo nos ibamos a desplazar dos paradas, que llegamos al anden justo cuando se iba el tren, y que en nuestro pais el billete se le compra al revisor. La revisora respondio a estas excusas con un laconico "No ticket, big problem".
Nos obligo a bajarnos del vagon y nos tomo algunos datos. Nos dejo el papelito con la multa. Ibamos a preguntarle si valia como billete para el resto del dia, pero decidimos dejarnos de cachondeito.

Bueno, aparcare este tema. Como dije, ayer fue el dia de los museos. En primer lugar fuimos - andando, por supuesto - al museo sobre el exterminio nazi que hay bajo el memorial al holocausto judio. Fue muy impactante, y a veces hasta se me saltaron las lagrimas. Luego me acerque a ver un discreto y precioso monumento en memoria a los homosexuales asesinados por el regimen nazi. Despues fuimos a una exposicion llamada La Topografia del Terror, que ocupa el lugar donde estaban las sedes de las SS y la Gestapo, y que cuenta el sistema de persecucion y terrorismo del regimen. Escalofriante.

- YO, AL FONDO, EN EL MEMORIAL A LOS JUDIOS -

Hastiados de tanta violencia y muerte, decidimos dejar por hoy las exposiciones. Comimos un kebab, y nos acercamos a la Isla de los Museos, que es un islote en pleno centro que esta atestado de museos. Queriamos ver el busto de Nefertiti, pero el museo estaba cerrado. El grupo se dividio. Yo me fui a dar un paseo a la orilla del rio, por algunos edificios espectaculares que hay cerca del parlamento, y acabe en la cupula del Reichstag viendo toda la ciudad a mis pies, toda iluminada porque era de noche. Como es de cristal, debajo se ve el hemiciclo; y habia un debate politico o algo.
Me reuni con los demas, nos dimos otra caminata impresionante para ir a cenar a una pizzeria; y volvimos al hotel, exhaustos.

jueves, 5 de marzo de 2009

Tercer dia en Berlin

Aqui me teneis, cada dia mas cansado que el anterior. Por la ventana se ve el dia gris.
Ayer nos dividimos en dos grupos: Marc, Rocio e Irene, y Fer y yo. Ellos se fueron a ver el trozo de muro mas largo que se conserva, y nosotros fuimos a ver estructuras espectaculares.
Nos bajamos en la plaza principal, la Alexanderplatz, y bajamos andando por la Avenida de los Tilos (Unter den Linden) hasta el Parlamento (Reichstag). En el camino pasamos por la plaza de la funesta quema de libros. Ahora hay un monton de puestecillos de libros de segunda mano, la mayoria de los cuales son los mismos titulos que se quemaron aquel dia.
La secuencia de edificios espectaculares fue la siguiente: cupula de cristal y espejo del Reichstag*, la nueva y colosal estacion central de Berlin, los edificios del parlamento, todos muy modernos y con docenas de Mercedes-Benz a sus puertas. Luego fuimos por un paseo paralelo al rio, vimos el palacio de congresos del gobierno* y un inmenso carrillon, paseamos por el Tiergarten (el parque mas grande de Berlin), la filarmonica de Berlin, y por ultimo el Sony Center, un complejo de rascacielos y edificios impresionantes, con una plaza en medio cubierta por una carpa extravagante. He puesto un asterisco en los sitios ilustres donde hice uso de su ilustre WC.

- FER Y YO, EL REICHSTAG DETRAS. DEBAJO, LA ZONA DEL SONY CENTER -

Comimos un perrito caliente en la Alexanderplatz y nos reencontramos con el resto del grupo. Fuimos a dar una vuelta y a tomarnos algo por un barrio ciertamente tenebroso. Estuvimos jugando en un parque (parque de columpios, me refiero) donde todo era enorme, y luego, camino a una estacion de metro, vimos las puertas de un sitio abiertas y entramos.
Lo que habia dentro era sorprendente. Era una sala enorme, decorada como hace mas de medio siglo, y mucha gente dentro bailando swing (que, a proposito, estuvo prohibido en la epoca nazi). Al parecer, cada miercoles desde la decada de los 30, se viene celebrando una fiesta swing. Era impresionante. La gente bailaba super bien, e iban vestidos y peinados con su estilo apropiado.
Estuvimos bailando un rato (algunos mas que otros, yo entro en el grupo de los otros) hasta que el cansancio se apodero de nosotros y volvimos al hotel. Falafeles para todos y a dormir.
Hoy es dia de museos, a ver que tal va la cosa. Adios, acerrimos lectores y lectoras.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Segundo dia en Berlin

Ayer hicimos dos cosas radicalmente distintas la una de la otra, y en ninguna de las cuales me explayare mucho, por motivos que comprendereis, y porque tengo hambre y quiero tomarme el desayuno-bufe.
A mediodia hicimos un tour de unas seis horas al campo de concentracion nazi (y posteriormente sovietico, aunque fue mucho menos mortifero) de Sachsenhausen, en la ciudad de Oranienburgo, al norte de Berlin. Dentro del campo estuvimos unas cuatro horas y media. La guia era la misma que la del dia pasado.
Poco hay que contar, o mas bien mucho; pero este blog no es el lugar. No se si se lo recomendaria a alguien: es un sitio que hay que ver, pero que es mejor no ver. El corazon se nos quedo hecho pedazos.

Se fue la guia, y nos quedamos viendo las distintas exposiciones hasta que cerro.
Por la tarde fuimos a Kreuzberg, un barrio de Berlin tomado por las subculturas y movimientos alternativos. Entramos en la Köpi, la casa okupa mas grande de Europa. Era un bloque enorme lleno de pancartas, graffittis, figuras extravagantes saliendo de las ventanas. Nos metimos en el bar de la esquina, profusa y siniestramente decorado.

Echamos unas partidas de futbolin contra los punkis que ocupaban el garito (me hincho de orgullo al recordar que Marc y yo ganamos en dos ocasiones), y luego volvimos al albergue. En principio queriamos volver andando; pero en Berlin todas las distancias son enormes. Veiamos la Tivi-Tauer (Torre de Television, sita en el mismisimo centro de la ciudad) en el horizonte, y teniamos que llegar hasta ella y luego volver a perderla de vista; por esa razon cogimos el ultimo metro hasta nuestro "hotel". Si quereis buscarlo en un mapa, se llama Amadeus, y esta justo en la interseccion entre las calles Brunnenstraße y Voltastraße. Que gracioso tener esa letra en el teclado. Nos comimos un falafel y a dormir.
Un dia interesante y muy impactante, que probablemente no se me olvidara nunca.

martes, 3 de marzo de 2009

Primer dia en Berlin

- MARC, FER, ROCIO E IRENE, AL LADO DE UN TROZO DEL MURO DE BERLIN -

Hola. Ayer bajamos al centro de Berlin en metro (sin pagar, por supuesto), y nos dimos una vueltecilla. A mediodia cogimos un tour gratuito de cinco euros junto a la puerta de Brandeburgo que nos llevaria, durante unas cuatro horas, a ver las cosas mas importantes de la ciudad, con una chica que lo explicaba todo muy bien y en mi lengua materna.
En Berlin todo es muy grande, y los edificios son muy tochos. No hay nada discreto: todo esta a lo grande; y sin nada de florituras, todo muy serio.
Vimos muchas cosas muy interesantes: puerta de Brandeburgo, el ultimo edificio que queda en pie del gobierno Nazi, el Checkpoint Charlie (el ultimo puesto de control operativo que hubo en el muro), muchas iglesias y plazuelas, trozos del muro, la universidad donde estudiaron Einstein o Planck, etcetera. Algunas cosas no solo eran interesantes sino tambien impactantes: el memorial a los judios asesinados en las guerras del mundo (en especial en el Holocausto), que son 2711 lapidas grises que se elevan a distintas alturas y ocupan un espacio muy extenso en pleno centro de la ciudad. Nos mostraron un aparcamiento, y nos dijeron que debajo estaba el bunker donde se suicidaron Hitler y Eva Brown. Muy impactante. Un monumento llamado "madre llorando con su hijo muerto en brazos". Y una plaza con un cristal en el suelo que da a una sala muy grande llena de estanterias vacias. Dicen que esas estanterias tienen la capacidad exacta para todos los volumenes que se quemaron en esa misma plaza, representando el conocimiento que se perdio.
Bueno, tengo prisa. Por la tarde ayer comimos a las 6 de la tarde en una hamburgueseria vegetariana y luego jugamos 15 partidas de futbolin en un garito ambientado de manera siniestra, con motos que echaban fuego y calaveras de la muerte.
Climatologia: llovizna pertinaz y un poco mas calorcito que Copenhague.
Lo dicho, por el momento una ciudad muy impactante y conmovedora. Ahora desayunamos, tras una noche llena de muelles, y luego vamos a otro tour, esta vez a un campo de concentracion. Muy mal rollo, lo se; pero creemos que hay cosas que hay que conocer.

lunes, 2 de marzo de 2009

Primera noche en Berlin

Hola desde Berlin. Escribo esto mientras esperamos que bajen las feminas al bufe para el desayuno. El hotel es bastante cutre, pero un lujazo para su precio (6 euros la noche). Hay camas con sangre, pero en la mia no. El vuelo de ayer fue muy bueno y corto, lo llamaremos "el vuelo del buen rollo" porque habia muy buen rollo con los azafatos, los otros pasajeros... cuando llegamos a Berlin tuvimos que coger el tren y el metro, donde no vino el revisor (una suerte, ya que no teniamos billete). Nos bajamos en una parada determinada y tuvimos que subir un par de kilometros por una calle siniestra y desierta hasta nuestro hotel. Cruzamos por una franja sin edificar que es donde se levantaba el Muro de Berlin.
Nos asentamos en el hotel y bajamos a cenar al unico kebab en varios kilometros a la redonda (justo debajo del hotel). El sitio (la tapadera de un garito clandestino, esta clarisimo) estaba regentado por un muchacho to buena gente, mejor al menos que en la pizzeria de al lado, donde la mujer, que no hablaba ingles, agito una pizza reseca en el aire cuan bandera para indicarnos que hacian pizzas.
Bueno, a ver que tal hoy. Bajaremos al centro y haremos un tour por la ciudad con un o una guia. Perdonad mis fallos e imprecisiones, ya corregire y sere mas preciso cuando volvamos a Korallen, con un teclado con tildes y sin ß.

domingo, 1 de marzo de 2009

Otro popurrí roskildiano

Hola. Ayer, un día más tarde de lo previsto, Carlos, Kepa y Michele se fueron, entre muchas lágrimas y la manguera de incendios apuntando al aire. Hemos tenido toda una semana de fiestas conmemorativas (Último Miércoles en Copenhague, Last Friday in Copenhague – fiesta a la que no asistí y que cambié por la Cocktails Party en Korallen –, Leaving Denmark Party del sábado, Last Monday Party of Carlos and Kepa, Definitivamente el Último Miércoles en Copenhague, comida/cena de despedida del jueves y Last Friday Party), por lo que no me cebaré más en el asunto. Haré un popurrí de esos que tan poco os gustan; pero es que cuando hago un post monotema tampoco os gustan, joler. Y respecto a las fotos, son de los dos últimos días, que subimos a la azotea con el sólo propósito de echárnoslas. Sé que a Celia le gustarán.

- BLANCA, CARLOS, EVA, MICHELE, PAULA Y YO -

Climatología: los días se van haciendo más largos. Cada vez sale más el sol, aunque también está lloviendo más. Ayer incluso nevó un poquito, justo en el momento álgido de la despedida. Hace mucho viento. Temperatura actual: 2,8 ºC; viento: 7 m/s NE.
Hay cierta polémica en Korallen. Normalmente, si alguna cocina está muy sucia, nos avisan de que debemos limpiarlas o tendremos que pagar. El caso es que nos han subido la renta muchísimo y pone que es por motivos de limpieza; pero ni nos avisaron ni han limpiado las cocinas, por lo que no vamos a pagar. Además, se comenta que van a poner candados en las puertas de todas las cocinas, y que van a prohibir algunas fiestas. Para colmo, el otro día vinieron unos pintores a pintar una pared, rompiendo todos los adornos que había colgados. No sabemos cómo se solucionarán estos conflictos. El Comité de Korallen (¡existe!) se reunirá con algún jefe importante, a ver qué se hace. Y si no, nos sublevaremos e iremos a las barricadas. La vuelta de tuerca definitiva en Korallen.
Hace unos días fui con Hugo y Colin a dar una vuelta por Trekroner y me llevaron a Munksøgård, un pueblecillo muy curioso. Es una comunidad ecológica, es decir, gente que vive de una forma respetuosa con la naturaleza: energía solar, cultivos sin químicos, hacen abono con sus desperdicios... además, tienen reuniones comunitarias para hablar de temas generales, crían a los niños todos juntos... qué tíos, macho. Tienen una verdulería muy pequeñita, cosa que me alegra mucho porque en el supermercado las cosas son caras y malas. El verdulero, mu buena gente, nos regaló unas mandarinas.

- YO ECHÉ LA FOTO -

Ayer por la noche me invitaron a ir a una sala de ensayos en RUC. Sin tener ni pajolera idea de lo que se trataba, me acerqué a la cantina sobre medianoche. Salió Fer a recogerme, y me llevó a una salita cerca del comedor en la que nunca había entrado. Allí había un montón de cables en el suelo, altavoces, micrófonos, amplificadores, baquetas y tambores destrozados, y un mar de latas de cerveza vacías. Resulta que si pides permiso, te dan acceso a esta salita con tu carné de estudiante, y puedes ir a la hora que quieras el día que quieras. Julie (una chica francesa a la que conocí porque un día me tocó el pelo fascinada) había hecho los trámites para poder practicar con su guitarra eléctrica.
Éramos siete, y estuvimos cambiando de instrumento, inventándonos melodías, recitando canciones... descubrí la faceta oculta de Pasquale con la batería y la guitarra eléctrica. Fer tampoco le daba nada mal. Yo le daba fatal, pero al menos eché un rato muy divertido. Canté, bailé, derramé una cerveza sobre la moqueta... fue genial. Un poco de alegría después de tanta congoja.
Ahora estoy haciendo la mochila, porque esta noche cojo el avión a Berlín. Estaré una semana sin escribir nada, luego volveré con fuerzas renovadas. Espero que perdonéis mi poca frecuencia, pero es que a veces no hay nada que contar...