martes, 10 de marzo de 2009

Reflexión final sobre Berlín

Volvimos de Berlín, y por fin puedo disfrutar de un teclado que me permite poner tildes y eñes. El viaje de vuelta fue sin contratiempos. Bueno, todos menos yo se vieron frozados a facturar, porque sus maletas excedían por algunos centímetros el tamaño permitido. Luego, en el control de seguridad, el policía le dijo a Fer que qué de cosas metálicas tenía, que debía ser muy rico, y Fer le dijo que ojalá fuera más rico todavía, y los dos se partían de risa.
Mi impresión sobre Berlín es que es una ciudad enorme y muy viva, con algo interesante en cada esquina. También da la impresión de que a la ciudad le pesa mucho un pasado tan reciente y sangriento. De todos los viajes que he hecho, ha sido el que más escalofríos me ha hecho sentir.
Me gustaría, por último, dejar constancia de dos cosas: el sistema de transportes, enorme y muy complejo (me daba la impresión de que podrías hacer un agujero en cualquier sitio y encontrarías debajo un túnel de metro), y con revisores vestidos de paisano; y los desayunos del hostal, que eran un auténtico banquete.

En Korallen todo sigue a su ritmo. Rocío se ha mudado a Copenhague, y ayer acompañé a Irene a ver su – probablemente – nuevo piso. Es un ático muy cuco y bien decorado, y el casero es un israelí muy hablador y un poco loco que ha pintado un cuarto de baño con pintura fosforescente y lo ha iluminado con luz negra. Todo un espectáculo para los sentidos. Luego nos fuimos a tomar un café árabe para celebrarlo; y después, bajo la lluvia, estuvimos buscando un hotel para la Semana Santa, que no fuese muy cutre.
Hoy fui a clase, donde analizamos desde un punto de vista comunicacional el discurso de investidura de Obama. Por la tarde tuvo lugar una reunión con los ejecutivos que regentan Korallen, porque, sin venir a cuento, nos subieron la renta 300 coronacas. Ha habido cierta agitación, pero parece que por fin las aguas van a volver a su cauce. Dentro de un rato celebraremos el cumpleaños de Fer el Intrépido. Será una cena comunitaria, en la que colaboraré con unos espaguetis hechos con pocos recursos y mucho amor.
Por supuesto, os seguiré manteniendo informados de cualesquiera eventos tengan lugar en mi radio de acción y observación en Dinamarca. Adiós.

1 comentario:

Miguel dijo...

joputa que desayunos sabrá zampao el mam´n del richi allí en Berlín.
A mí buscame habitaciones con esos desayunos cuando vaya pallá.