sábado, 17 de enero de 2009

Malmö

Ayer volví a cruzar el megapuente, pero esta vez no nos fuimos tan lejos como la última vez: nos quedamos en Malmö. Íbamos Rocío y yo y dos niñas alemanas, Julia y Tabea. Desayuné un café malísimo en la estación central de Copenhague y llegamos a Malmö sobre las once de la mañana. El cielo estaba claro pero hacía un frío mortal, incluso con la ropa térmica.
Nuestra primera parada fue, por supuesto, el rascacielos de Calatrava. Éste está situado cerca del mar, en una zona entre residencial y portuaria. El edificio en sí es una maravilla. La base es un pentágono irregular que, como si fuese un torso en flexión, va girando a medida que se suceden las plantas. La última planta, la 54, tiene una rotación de 90º respecto a la primera. Todo el edificio es blanco y lleno de ventanas oblicuas. Alguna vez que otra lo he visto desde Copenhague; de hecho, es el edificio más alto de Suecia. Debajo tiene un estanque vacío y algunas esculturas contemporáneas. No se puede visitar, malditos sean, para preservar la seguridad e intimidad de los oficinistas y/o/u/e residentes.

Después de tanta oblicuidad, dimos un paseo por un barrio residencial más cuadriculado, el Västra Hamnen, con casitas modernas, estanques helados y vistas hacia el megapuente y Copenhague.
Decidimos ir al casco antiguo a comer. El camino se hace constantemente al lado de canales, que en ocasiones estaban helados. Arrojé algo de nieve a unos patos que luego me persiguieron airados (voy a ataque animal por día). Vimos una escena muy graciosa: unos gansos cruzando por un paso de cebra. Lo malo era el frío. Con ese frío (sensación térmica de -6º) no puedes estar más de dos horas en la calle sin entrar en un sitio, lo cual explica muchas cosas (dejemos esto para otra ocasión).
El casco antiguo (Gamla Staden) de Malmö es bonito y pequeño, con las casas antiguas, algún que otro pináculo gótico, y muchas plazas y plazuelas. Los adornos de navidad aún no los han quitado, y vimos algo muy curioso: una fuente de fuego (?).
Comimos en un restaurante como en Estocolmo: por 8 leuros, un plato de comida exquisita (carne con setas y patatas), más una ensalada de bufé libre, más bebida, pan y café. La camarera, que, a propósito, tenía a su hija de dos años con ella mientras trabajaba, me dijo que aceptaba coronas danesas pero que no hacía el cambio. Qué sinvergüenza, joler. 75 coronas suecas no son 75 coronas danesas. Pagóme Rocío con tarjeta de crédito.

- EL PARQUE MALMÖHUS Y LAS NIÑAS EN UNA CALLEJUELA -

Paseamos por un parque, entramos en la catedral, e hice muchas tonterías para entrar en calor; todo en vano. Noté cómo un virus empezaba a incubar en mi organismo. Entramos en un bar a tomar un chocolate caliente carísimo, y luego nos volvimos a la estación de tren.
Llegamos a Korallen sobre las ocho. Caí en un sueño agitado e incómodo. Luego abrí la nevera común y empecé a comerme unos espaguetis que había preparado la noche anterior. A la mitad, de repente, me di cuenta de que había un trozo de salchicha, por lo que esos espaguetis no eran los míos. ¿De quién eran?, ¿dónde están los míos?; nunca lo sabré.
Por lo noche hubo una fiesta muy divertida en un bar de Roskilde. Al principio no me admitieron la entrada por la edad; pero luego vieron que estaba invitado. Era la fiesta de despedida de Eric, un chico holandés mu apañao. Paolo y Laura también se fueron ayer.
La gente nueva sigue por aquí, pero aún no se ha desarrollado ningún acontecimiento.

2 comentarios:

j dijo...

1.- Esta noche vuelve lost.

2.- ¿Por qué aún no sales aquí: http://tahivilla2.blogspot.com/ ?

Felia dijo...

en k canal???
a k hora¿¿¿??
PORFAVOOOOOR