martes, 6 de enero de 2009

Viaje a la Laponia (parte 2 de 5)

Al día siguiente (30 de diciembre, por si os habéis perdido) empezó a clarear sobre las 9 de la mañana. El termómetro seguía marcando cero grados. Bajamos al centro a desayunar a una cafetería, donde me reencontré con mis queridas galletas veganas. A María le dolía mucho la pierna, así que decidimos acompañarla al hospital. De paso vimos la catedral, que nos pillaba de camino.
La entrada al hospital, cubierta de hielo, era peligrosísima. Entramos por la puerta de atrás, e inmediatamente atendieron a María. Durante las tres horas que estuvo dentro, los otros tuvimos tiempo de hacer muchas cosas. Dormir en la sala de espera, jugar con los juguetes, salir al patio del hospital a ver un cielo espectacular, darse un paseo para comprar patatas fritas, encontrarme cuarenta coronas en el suelo, y hacer carreras muy divertidas sobre un metro de nieve.

María tenía un problema en el menisco. Le vendaron la rodilla y le aconsejaron reposo absoluto duarnte varias semanas. Por suerte, el plan del día era tranquilito. Dimos la bienvenida a Kiruna a dos niñas de Trekroner, Marianne y Paule, que acababan de llegar y dormirían clandestinamente en nuestro albergue. Comimos en una hamburguesería en el centro, y a las 15.00 (cuando ya era casi noche cerrada) tomamos un autobús de la compañía LKAB que nos condujo al interior de la mina. Dejadme que haga una diserción geológico-geográfica de Kiruna y alrededores. Muchas de estas cosas las aprendí de la guía, una chica sueca con un acento inglés muy entrañable (el acento y la chica).
Las dos montañas que rodean Kiruna se llaman Kiirunavaara (también llamada “Titanic” por su iluminación nocturna) y Luossavaara, y en ambas hay filones de magnetita. Hace cien años empezaron a explotarlos, y fue entonces cuando se fundó la ciudad. La compañía encargada de la explotación es la LKAB (Luossavaara-Kiirunavaara, S. A.). La magnetita de Luossavaara se acabó; pero aún queda mineral en Kiirunavaara para al menos cien años más. Es una de las minas más grandes del mundo. Toda la montaña está atravesada por autenticas autopistas subterráneas. De hecho, el autobús nos llevó hasta una profundidad de 500 metros, donde está la zona de recepción de visitantes. Fue muy interesante. Nos pusimos los cascos de seguridad, vimos una peli, entramos en máquinas minadoras auténticas donde podíamos tocar todos los botones (estaban desactivadas, por desgracia. Visitad http://www.360cities.net/image/luossavaara-kiirunavaara-mine-kiruna), y pantallas que mostraban en tiempo real el avance de las máquinas trabajando más abajo (lo más profundo en la actualidad es 1200 metros). Trabajan continuamente, manejando las máquinas desde la superficie por control remoto. Por una ventanita se veía un pozo, y vimos subir, como una exhalación, un contenedor lleno de rocas. Nos contaron que, por culpa de la mina, el terreno donde está Kiruna está cediendo, y que en un plazo de veinte o treinta años tendrán que desecar el lago Luossajärvi y desplazar la ciudad allí.

- FER ACABANDO BRUTALMENTE CON LA VIDA DE JOSEMA -

Fer y yo nos entretuvimos en las máquinas, y cuando nos dimos cuenta nos habíamos perdido en la mina. Fue algo temporal, gracias a dios. Nos reencontramos con el grupo y subimos a la superficie.
Ya en la Yellow House, tuvimos una sesión de sauna (lo cual conlleva todo un ritual), y, purificados y arrugados, cenamos un plato vegetariano que preparó Vianney.
El día terminó con un temblor de tierra. En la mina nos habían dicho que cada noche, entre las 1.15 y las 1.30, hacían detonaciones subterráneas. Vianney, Fer, Josema y yo fuimos en la furgoneta lo más cerca posible de la entrada de la mina, y esperamos. Sobre las 1.20 notamos un temblorcillo y un sonido como muy profundo. Satisfechos, volvimos al Yellow House y nos dormimos.

1 comentario:

Miguel dijo...

Ricardo una cosilla,que he leío tus dos post de laponia pero con el síndrome post-vacacional se me está haciendo duro poder comentar algo.
Danos un tiempo, poco a poco.
He dicho.

POr cierto, solo puntualizar que asín también trabajo yo en una minita, con mandos a distancia como un coche teledirigido, pst¡¡