martes, 23 de junio de 2009

La invasión de la cocina 1D

Se nota que ha llegado el verano. Ha dejado de llover y la temperatura ha subido hasta los 12 grados. Por fin podemos llevar desabrochados los chaquetones.
El otro día mis pasos me llevaron a la cocina 1D, y allí me encontré a María rodeada de varios maromos. Inmediatamente, por la indumentaria y apariencia de éstos, pensé que era la Cobra Negra en persona. Me quedé ciertamente confuso, preguntándome qué tejemanejes se traían esos malhechores en la cocina 1D. Entonces vi entrar a Vianney por la puerta y lo entendí todo: Vianney había regresado de Lille, y se había traído a sus amigos.
Os pondré en precedentes. Vianney es un chaval francés muy majo, vegetariano, grandullón, bromista, siempre con pantalones cortos y gorra, que vive en una casa okupa en Lille. Vino a Roskilde para acompañar a Noémie, su novia, y juntos forman una estampa dulce y muy divertida. Hace un mes, Vianney tuvo que volver a Francia por temor a ser expatriado. Una vez arreglada su situación legal, decidió volver con su furgoneta, y se trajo a sus compañeros de la casa okupa.
Pues eso, que me encontré a estos cinco tíos con sus cazadoras, sus miradas torvas y su aspecto levemente siniestro, jugando a las cartas y fumando como chimeneas, y me quedé comprensiblemente perturbado.
Sin embargo, he de decir que con el paso de los días su paso por Korallen ha sido más beneficioso que opresivo. Me invitaron a cenar con ellos, me enseñaron a jugar al bakgammon, y hacían esfuerzos por hablar en una combinación francoinglesa muchas veces imcomprensible. Las neveras y armarios de la cocina ahora están llenos de fruta y demás alimentos en perfecto estado. Hace un par de días volvieron a Lille, y antes de marcharse dejaron la cocina ordenadísima y como los chorros del oro. Han hecho una pintada en la pared, pero se les perdona. Desde aquí un saludo a esta Cobra Francesa, donde quiera que estén, jugando al backgammon o quemando contenedores.
La noche que se fueron asistí a una fiestecilla en Roskilde. Era una especie de San Juan; en un jardín hicieron una hoguera espléndida, y la gente del vecindario estaba sentada alrededor, charlando, esuchando música, mirando al fuego hasta que asomase el sol. Todo muy tranquilo, a pesar de pequeñas rencillas con una amiga mía de la Blue Tower.

No hay comentarios: