lunes, 22 de junio de 2009

Josema y las niñas de Hvidovre

Hace una semana se fueron Josema y Blanca. Un pequeño pero selecto grupo de amigos les acompañamos hasta al mismísimo control de seguridad del aeropuerto, para minimizar sus (y nuestros) sentimientos de pérdida.

Seas hombre o mujer, a la media hora de conocer a Josema ya te ha pasado la mano por el hombro (bueno, si eres chica sólo son veinte minutos). Josema ha sido, por méritos propios, el más ligón de Korallen: atento, educado, cariñoso... Otra característica suya es que es un fiestero nato y mártir. Nato porque apenas sí ha faltado a alguna fiesta en Korallen o en el Student House en Copenhague. Mártir porque si en el transcurso de alguna fiesta alguien se pone malo, sea por el motivo que sea, Josema acaba siendo el que acompaña al desdichado durante el resto de la noche hasta que llegue a su casa sano y salvo. No tengo dedos en las manos para enumerar las fiestas que Josema ha dejado a medias en beneficio de la salud de otros.
Josema es de Úbeda y estudia ingeniería informática a una ratio de curso por año. En RUC tenía una asignatura para programar a un robot, y a veces tenía al bicho en su cuarto y me enseñaba cómo seguía una línea negra pintada en el suelo o cómo salía de un laberinto.
Algo gracioso que una vez le pasó es que, cuando volvía de madrugada de acompañar a un amigo al aeropuerto, se quedó dormido y el tren se lo llevó hasta Helsingør, en el quinto pino. En el tren de vuelta no se le ocurre otra cosa que volver a quedarse dormido, y se despertó en el aeropuerto de nuevo. En resumen, su amigo llegó a España a la misma hora que él llegó a Korallen. Como última curiosidad, Josema tiene la propiedad de siempre salir de perfil en rlas fotos.

- JOSEMA CONDUCIENDO UNA MÁQUINA MORTÍFERA EN KIRUNA -

De Blanca no puedo hablar sin acordarme de Maite: las niñas de Hvidovre. Hvidovre (pronúnciese vidouá) es un suburbio de Copenhague, en el que además se encuentran los estudios de von Trier. Allí vivían, en un pisito muy cuco en el que la ducha estaba integrada en el resto del cuarto de baño (cuando digo integrada quiero decir exactamente eso). Las niñs venían mucho a Korallen, y cuando estaban en Hvidovre había una línea infromativa ininterrumpida llamada Skype.
Maite, que se fue hace varias semanas, será recordada por su genio y su flequillo. Está orgullosa de ser sevillana, a pesar de sus escasas habilidades para bailar sevillanas, como quedó demostrado en una ya lejana barbacoa. Cualquier conversación que mantuviese con ella acababa derivando en teorías sobre LOST. Su especialidad culinaria eran los brownies.
Blanca, del Puerto de Santa María, también es adicta a LOST, pero en menor medida. Ha viajado muchísimo con sus padres: desde la selva amazónica hasta Groenlandia. Además, no es algo de lo que te enteres al conocerla, sino lo descubres poco a poco en forma de pequeñas píldoras informativas. Una propiedad de Blanca es que muchas veces está en la parra.
Pues eso, que Josema y Blanca se fueron; y Rocío, Fer, Pasquale y yo nos quedamos un poco cortados. Hicimos un humilde picnic en un cespecito a las afueras del aeropuerto, y luego fuimos a Christiania a jugar al futbolín.

Siguen pasando los días y las horas en este Korallen tan vacío (pero aún querido, a pesar de todo). Me voy a cenar a un restaurante caro en Roskilde.

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