sábado, 4 de julio de 2009

Fer y María

Es muy difícil describir a Fer y María, entre otras cosas porque cuanto más tiempo pasan juntas las personas más se confunden unas con otras, y más difícil es separar qué pertenece a cada quién.
Fer y María son radicalmente distintos uno del otro. María es exhasperante, saltarina, impulsiva y brutalmente sincera. Fer es meticuloso, pensador y de palabras lentas. Cuando Fer habla es como si se parase el tiempo, como si buscase en un diccionario mental qué palabra es la más adecuada en cada caso, cómo ordenarla gramaticalmente para que se entienda su correcta acepción, y cómo pronunciarla adecuadamente para reducir al máximo la posibilidad de error. María cuando habla muchas veces es como si escupiese rocas que, pulidas adecuadamente, podrían ser joyas (o no).

Yo he pasado incontables horas con Fer y María, charlando, escuchando música psicodélica en la cueva. La cueva (o silo) es el cuarto de María, iluminado mortecinamente y con las paredes cubiertas de pósteres de masas nauseabundas, rostros desencajados y viñetas grotescas. Además, a María le encanta acumular cosas de menaje. Vasos, cubiertos, platos... un cucharón, por ejemplo, es el regalo perfecto para ella.
Fer tiene colgados en su cuarto un póster de una actriz, una bufanda del F. C. København, y un mapa de Dinamarca. Suele tener la cama hecha y alisada. En general es una habitación ordenada, a excepción de alguna que otra fiesta en que acabó reventada; pero eso es ley de vida en Korallen. Era.
Fer es un auténtico relaciones públicas. Conoce a muchísima gente. Ha habido fiestas en las que yo apenas conozco a nadie, y él va saludando a todo el mundo con perfecto conocimiento de, al menos, el nombre, la nacionalidad y la ocupación de cada uno de ellos. Queda con algunos para ir a jugar al fútbol, con otros para salir en Copenhague, con otros para jugar al póker...; a pesar de ello, muchas veces (y no le gusta que se lo digan, a pesar de que sea esto lo que más carisma le da) está en la parra.
María, ponferradeña hincha del Barça, adicta a varias series televisivas, cocinera experta del delicioso botillo; ha pasado magullada gran parte de su Erasmus porque va dándose golpes con todo. Todo se le ha magullado excepto, eso sí, la lengua, a veces afilada como un cuchillo. Fer, golfista malagueño, adicto a comprar en el Netto, guardador de secretos de medio Korallen; avasallado en ocasiones por Jose K, que quiso hacer de él su esclavo.

- FER CON IRENE EN LAS MAZMORRAS DE HAMLET -

Como veis, los tres apenas sí nos parecemos. Pero compartimos la Rutilla Noruega, ese viaje inolvidable a Trondheim. Y Kiruna. También hemos compartido interminables noches (conversando me refiero). Y compartimos hasta el final este Korallen tan vacío. Y María se fue hace un par de semanas, y se vació la cueva. Y Fer está ahora en el festival. Quedaré con él para ver algún conciertillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se me acaba la batería y apenas tengo tiempo porque tomar un café con alguien y estar enganchada al ordenador no es muy políticamente correcto que digamos.
aún así te debo sino un post, al menos un mail.
tengo 2ª visita erasmuseña muy pronto, ya te contaré.
lagrimita, lagrima, lagrimón. deja de escribir así que no soy una persona acostumbrada a la emoción amigdalina.
un beso enorme, y foto ya de ese no-pelo.

Anónimo dijo...

ponferradeña no es nada.
ponferradina